Es domingo, llueve en casi toda España y se ha
declarado el estado de alarma en todo el territorio nacional.
No se me ocurre una ocasión mejor para
recomendar algunos autores rusos. En efecto, es un tiempo propicio para los
párrafos profundos y densos de Vasili Grossman (1905-1964) y su monumental «Vida y destino»,
pero también para sus reportajes sobre la guerra que publicó Galaxia Gútenberg
con el título «Años de guerra». De entre sus textos,
escojo «El pueblo es inmortal» - «Las horas alemanas avanzaban desde Occidente [...] Y decenas de millones de hombres se alzaban para hacerles frente»- y este otro que la editorial publicó por separado: «El infierno de Treblinka», donde Grosman describe el horror del campo.
Pero también tenemos novelas de misterio y
espionaje.
Por ejemplo, las dos deliciosas entregas del
agente doble Isáiev/Stirlitz, el «alter ego» soviético de James Bond creado por
Yulián Semiónov (1931-1993) y que publicó en nuestro país Hoja de Lata: «Diamantes para la dictadura del proletariado» y «Diecisiete instantes de una primavera». En la
primera, el joven agente Isáiev debe acabar con una red de contrabando de
diamantes siberianos y joyas incautadas. En la segunda, un Isáiev ya maduro
debe impedir, desde su puesto de agente infiltrado en el alto mando alemán, que
el III Reich firme una paz con los aliados que le permita revolverse con todas
sus fuerzas contra los ejércitos soviéticos que avanzan desde el este. En ambas
historias, brilla con luz propia el agente que encarna el «homo sovieticus» por
excelencia. De esa segunda novela hubo una famosísima versión televisiva que
aún circula por ahí para felicidad de los nostálgicos.

Terminemos con una retirada al siglo XIX para
leer la «Vida de Dostoyevski por su hija», que en realidad es, además de una
biografía delicadísima, un retrato de la cultura rusa del siglo XIX que no
elude ni el horror de los campos de trabajo - ¡ay, siempre los campos! – ni la
grandeza de ese país y ese pueblo a los que quiero
(ya no se les escapa a estas alturas del partido) con la intensidad de sus inviernos y la alegría de sus primaveras.
P.S. Si quieren escuchar algo de música para acompañar la lectura, llamen a Shostakovich. Para Grossman y Alexievich, las Sinfonía 7ª, «Leningrado», 8ª «Stalingrado» o 13ª «Babi Yar». Para Semiónov, las Suites de Jazz.
P.P.S Por supuesto, podría haber recomendado libros sobre los horrores del comunismo, pero quizás sería un exceso para un domingo por la tarde en un día de alarma y en medio de una emergencia sanitaria. Si alguien quiere asomarse al terror del siglo XX, le recomiendo «Terror y utopía», que ya comentaré por aquí.
P.S. Si quieren escuchar algo de música para acompañar la lectura, llamen a Shostakovich. Para Grossman y Alexievich, las Sinfonía 7ª, «Leningrado», 8ª «Stalingrado» o 13ª «Babi Yar». Para Semiónov, las Suites de Jazz.
P.P.S Por supuesto, podría haber recomendado libros sobre los horrores del comunismo, pero quizás sería un exceso para un domingo por la tarde en un día de alarma y en medio de una emergencia sanitaria. Si alguien quiere asomarse al terror del siglo XX, le recomiendo «Terror y utopía», que ya comentaré por aquí.
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