El incremento de casos de infectados, hospitalizados y muertos por coronavirus ha llevado a situaciones terribles en los hospitales madrileños. Muchas de las personas que enferman son mayores de 80 años que no pasarían un triaje por razones de edad. En una especie de selección natural cruel y perversa provocada por la imprevisión y la irresponsabilidad de algunos políticos, se da prioridad a los jóvenes cuando hay escasez de recursos. Hasta aquí nos ha conducido la cultura de la muerte y el descarte que, desde el aborto hasta la eutanasia, cree que le corresponde al hombre decidir quién vive y quién muere. Se suele decir que estamos librando una guerra contra el coronavirus, pero esta situación que vivimos no es fruto del azar ni del destino escrito en las estrellas, sino de la imprudencia y el politiquerío. Debemos recuperar el sentido profundo de lo que somos y asumir que una sociedad que sacrifica o abandona a los mayores seguramente no pueda sobrevivir. Quizás tampoco lo mere...